Aunque su manufactura no es enorme, la exclusiva cantidad de chocolate que se produce a nivel nacional, permite reconocimiento a nivel internacional de nuestro primer grano de oro.
Ya sea en cualquiera de sus presentaciones, existen pocos alimentos que puedan ser consumidos de formas tan diversas y deliciosas como el chocolate.
Considerado un verdadero obsequio de los dioses por nuestros aborígenes, el consumo de semillas de cacao tiene origen hace más de 3000 años en nuestras tierras latinoamericanas, en donde aparte de bebida, era usado como moneda.
En la época colonial, aunque se cultivaban granos de excelente calidad, lo local fue dando paso a productos importados que le agregaban al producto grasas vegetales y artificiales, mezclando lo artesanal con lo industrial, lo cual desmejoró la calidad del chocolate.
Para considerar a un chocolate de alta calidad, debe contener al menos 60% de cacao, mientras que la industria local suele usar solamente 10% del mismo y rellenan el resto con azúcar y otros componentes que terminan de matar las propiedades exclusivas y únicas que contienen las semillas.
Por esta razón, en nuestro país más de 2500 familias ubicadas en mayor parte en la región Huetar Atlántica y Brunca, velan por mantener condiciones excelentes a las 4000 hectáreas de cacao cosechadas en suelo costarricense.
Costa Rica: paraíso de chocolate
La Asociación Cámara Nacional de Cacao Fino de Costa Rica (Canacacao), vigila que las condiciones de nuestro grano cumplan con los más altos estándares de calidad, producción y sabor, certificando la debida seguridad alimentaria y responsabilidad ambiental que se le exige a los productos cultivados en tierras nativas.
Empresas como Britt, Sibú o Nahua, acompañan el objetivo común de ofrecer productos selectos a base de chocolate fino, tanto para nacionales como para extranjeros.
Los productores ofrecen el producto terminado empacado en papel de cacao, lo cual aumenta su frescura, aroma y sabor, ya sea en forma de tabletas, bombones o para mera decoración.
Con la cualidad de que produce efectos sanatorios, gratificantes y hasta afrodisíacos, el chocolate no puede, ni debe faltar en su mesa ni en la de sus comensales o negocios.